1980 fue el año del osito Misha, mascota de las olimpiadas
de Moscú, y que acabó siendo uno de los iconos que simbolizaron la frontera
entre la década de los setenta y la de los ochenta. En aquella época triunfaban
en el cine las sagas de Superman y Star Wars. Ambas estrenaron su segunda
entrega ese año. En el mundo de la música, The Police publicó su tercer álbum, con
De Do Do Do, De Da Da Da como tema más conocido. El Boss hizo lo propio con The
River, AC/DC con Back In Black, y Queen sacó también disco nuevo. Un desconocido
grupo irlandés llamado U2 publicaba además su primer trabajo. Y en diciembre de
1980 el mundo se vistió de luto tras el asesinato en pleno Central Park de John
Lenon, lider espiritual de Los Beatles y quizás la figura más influyente de la
historia de la música pop y rock.
Aquel año tan lejano en el tiempo, un joven canadiense de
Vancouver llamado Bryan Adams, visceral, descarado y flacucho, editó también su
primer disco. Fue un álbum grabado con pocos medios y poca o ninguna ayuda
exterior, es decir, sin un productor al mando que aportase algo de experiencia.
La única experiencia la tuvo que poner Jim Vallance, su socio compositor en la
sombra. Al final, Jim apechugó con todo el currele, ya que Bryan a sus 20 años
era un recién llegado. Sin una banda propia, ambos se encargaron de tocar la
mayoría de los instrumentos (salvo colaboraciones aisladas en alguna canción).
Puede que al primer vistazo, y al segundo y al tercero,
este nos parezca a todos el peor disco de la carrera del canadiense, no sólo
porque sólo contiene 9 canciones, y porque su voz no era en ese momento todavía
la voz que le identificaría en el mundo del rock, sino además porque contiene
melodías y aires muy poperos. El rock existente en este álbum se encuentra un
poco camuflado.
Con este artículo quiero romper una lanza a favor del The
Purple Album, que es como lo llama Bryan coloquialmente. Hay que recordar el
momento histórico en el que se editó, con fuertes e inevitables influencias de
las bandas que hacían rock por entonces (o que los críticos dicen que hacían
rock). The Police y Dire Straits eran algunas de las bandas que marcaban
estilo, junto a Bruce Springsteen y Queen. La voz de Bryan en el disco no es
menos rockera que la del Sting de entonces, y algunos temas están a la altura del
De Do Do, De Da Da. Si a eso le ponían la etiqueta de rock, Hidin’ From Love,
Win Some Lose Some o Remember no son menos, están sinceramente a la misma
altura. Por tanto, en aquel contexto este disco era y es muy digno.
Otro dato que quiero señalar es ese aire de los 70 que
envuelve a algunos de los cortes, contaminados levemente (y yo diría que casi
inevitablemente) por el boom discotequero tipo ‘fiebre de sábado noche’ que
estaba arrasando en las pistas de baile y fuera de ellas. Los Bee Gees, ABBA y
Boney M lideraban junto con otros ese movimiento musical, que conocemos como
música disco de los 70. Bryan, que precisamente acababa de editar (sin que él
lo pretendiese) un año antes un tema disco, Let Me Take You Dancing, es
indudable que quería romper ya en este su primer álbum con esa tendencia,
aunque no evitó que aflorasen unas mínimas trazas (escucha Don’t Ya Say It).
Que el disco refleje una ligera contaminación de los ritmos de los 70 no me
parece mal, al contrario, creo que enriquece el resultado final.
Es curioso descubrir que se grabaron 3 video clips, para
los temas Remember, Give Me Your Love (en el que Bryan sale fumando, cuando
años después sería uno de los artistas más antitabaco), y Hidin’ From Love. Su
siguiente disco, You Want It – You Got It, con más presupuesto y mejor acabado,
no tiene sin embargo ningún single en forma de video clip, y su tercer trabajo,
Cuts Like Knife, importante porque fue con el que consiguió hacerse por primera
vez un hueco en el panorama musical, sólo arroja dos videos musicales, el de
Cuts Like a Knife y el de This Time. Conclusión: hasta la publicación del gran
Reckless, su a veces marginado primer disco
fue no obstante el más prolífico en video clips.
Que Bryan reniegue de ese primer álbum pienso sinceramente
que es una opinión infundada y sin base real. Hasta la publicación de Reckless
en 1984, en sus conciertos tocaba tantas canciones del The Purple Album como de
los demás. Está claro que su primer disco era para él uno más. Y Remember ha
llegado a aparecer en raras ocasiones en la gira de 18 Til I Die de 1997 y en
la de The Best Of Me de 2000. Es cierto sin embargo que habría estado genial
que el Bryan de los 90 hubiese rescatado más temas y con más frecuencia, como
Hidin’ From Love o Win Some Lose Some, pero eso no significa que debido a ello reniegue de su
primer LP.

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